domingo, agosto 29

La luz de la mañana

Pocas veces puedo observar la calle temprano. No porque no quiera, sino porque mi vaga conducta me lo impide. Hoy ha sido uno de esos pocos días en los que me he levantado temprano. Y nada más despertar he abierto la ventana para observar.

"Los días tranquilos, transcurren serenos.
Tus pasos los míos, peinando el sendero
¿Quién dijo que los muertos
no iban a resucitar?
Hoy llego más puro que el agua mineral.
Tu cara, tu casa,
tu ojos sonriendo en mi cara
La brisa, la mañana, el sol por la ventana.
La calma, caricias, tu respiración..."

Las mañana son muy distintas a cualquier otro momento del día. Tienen una luz diferente, un sonido extraño. No sé si es porque las vivo pocas veces. Son blancas, silenciosas y limpias. No hay casi gente y por lo tanto tampoco ruido, la luz acaba de nacer y la percibimos más clara, el aire parece otro, como si se hubiese renovado durante la noche y fuese uno totalmente nuevo, esperando a que alguien le respire por primera vez.

Todo es calma y todo es blanco hasta que ese efímero momento pasa...y sólo podremos volver a verlo al día siguiente (si podemos).

sábado, agosto 28

La ventana

Hay demasiada luz. Mucha para ser un día así. Me llegan voces de gente totalmente ajena a mí, pero que me son incluso familiares. No sé si preferiría la oscuridad y la lluvia, un día gris. No lo sé. Tan sólo tengo claro que no quiero estar aquí, con esto, con algo que ni me interesa ni me mueve hacia ninguna parte. ¿Dónde están las cosas interesantes? Tengo la esperanza de que aún existen y me llevan esperando largos años. Como Penélope a Ulises.

Mierda, incluso he perdido la inspiración. Buscaré debajo de la cama por si, asustada, se ha escondido de mí.

jueves, agosto 26

"Vivo en la noche"

Me da igual. Sí, me gustó. Y mucho.

martes, agosto 24

Sin título

Creí ver algo de vida en esas miradas perdidas, pero sólo fue un espejismo de lo que mi mente no se llegaba a creer. La madurez, la sabiduría y casi el raciocinio habían desaparecido. Los movimientos ágiles, la cabeza más o menos en su sitio, ya no estaban...

Me asusté siendo consciente de que me pasaría a mí. Mi mirada también se perdería y no sabía ni siquiera dónde. ¿A dónde van esas miradas? ¿Las roba algún cruel ser que quiere todos los ojos sobre él? Alguien que necesita constantes atenciones por parte de insignificantes. No lo sé y supongo que no me importa. Hay cosas que desaparecen sin más y la respuesta con ellas.

Pero aún sabiendo que veían sin mirar, había algo que les delataba: y era esa esencia de experiencia y de haber vivido tanto que incluso los árboles les envidiaban. Por dentro estaban llenos de cosas inimaginables que sólo el tiempo te otorga. Todas conseguidas...todas algún día de nuevo perdidas.

Y es que la pérdida es cruel y te hacen sufrirla poco a poco.

                                                                                                    "Sólo son suspiros de una realidad difusa"

domingo, agosto 22

Cómo caer en una fracción de segundo

Instrucciones para que una nimiedad ensucie algo grande.

Lo primero es ser demasiado persistente. Llámalo así, llámalo cabezonería. Tanto que una pequeña parte de tu cuerpo, de la cual no sueles hacer mucho caso, acabe lastimada considerablemente. Como ese pequeño ser es irrelevante para ti, no le prestas demasiada atención a su desarrollo, con lo cual, se va deteriorando más y más por la falta de miradas.

Se iba muriendo porque nadie se acordaba de que existía.

Entonces, esa pequeña parte, cansada de tu indiferencia, decide reaccionar. ¿Cómo? Aquí viene el segundo punto: haciéndote gritar de dolor con un grito suyo. ¿Y cómo? Con obstáculos colocados estratégicamente. Algo que no ves, que no oyes, de pronto está ahí, lo ves y sobre todo lo sientes.

Y así, la parte que menos relevancia tenía, se convierte en algo principal porque grita y patalea, porque ahora dependes de ella.

viernes, agosto 20

Meditaciones a través de una fugaz mirada a un cactus

Me siento y miro al infinito, pero se interpone entre nosotros ese cactus que mi madre apostó en mi habitación, justo frente a mis ojos, y nunca quise. Entonces me pongo a pensar en todas las cosas que no quiero y acabo desesperándome al ver que son demasiadas.

"No es que esté triste, es que me acuerdo" resuena en mi cabeza con una voz que no es la mía, ni la de Sabina. Será alguna de mis voces, imagino. Siempre están por ahí.

No quiero que esté siempre ahí, ni saber que está; no quiero que no desaparezca, quiero que cambie (se me coló un "quiero"). Pero entonces pienso...¿sería yo así si mis "no quiero" no existieran? Ya lo decía el Salvaje en "Un mundo feliz": quiero sufrir, dudar de todo, no saber si mañana una mirada me hará levitar o llorar, quiero vivir con melancolía extrema. Decía justo lo que yo pensaba, nunca estuve tan de acuerdo con un personaje...y me asustó leer su final.

El caso es que disfruto más con este vaivén que con una continuidad. No quisiera vivir sólo con "quieros" porque entonces se convertirían en nada, necesitan su antítesis para seguir existiendo como tal.

Hoy es viernes.

miércoles, agosto 18

Después

No, no me importa. Bueno, quizás sí. La verdad es que tengo sentimientos encontrados. No me gusta ser egoísta, de hecho...creo que lo soy más bien poco, pero creo que es necesario a veces imponerse a lo que uno quiere y eso, en mi opinión, no es egoísmo.

La comprensión debería ir ligada a todo. Empatía me gusta llamarla. Entiendo lo que me dices, pero puede que no lo comparta, pero sé cómo te sientes y lo que piensas al respecto y por eso a veces dejo de lado mis propios deseos si considero que son menores y pueden aplazarse un par de días. Tengo paciencia. Esa que a veces se pierde. Sí, yo también la he perdido innumerables veces. En ocasiones nadie se da cuenta. ¿Por qué? Porque no lo muestro.

¿Quizás la empatía haga que uno mismo no sea capaz de expresarse? ¿Tantos sentimientos ajenos eclipsan los propios? Tengo que encontrar los míos. Sé que están ahí, pero a veces no les veo.

viernes, agosto 13

Jueves de Madrugada

Una frase y una mirada y la noche de repente se hizo día. Un silencio. ¿Por qué las palabras no brotaban de su boca? No podía decir nada, no sabía qué decir. Se lamentó por eso. Quería decir tantas cosas...que su boca enmudeció, como cuando el nerviosismo te invade y no te deja pensar.

Otro silencio.

Una mente llena de ideas que no pueden brotar. Estoy segura de que si se riegan acabarán asomándose, formando un frondoso bosque donde poder perderse sin medir el tiempo.

Tiempo...¿qué es eso? A veces no me doy cuenta de que existe, por eso cuando estoy contigo el tiempo me odia y pasa más deprisa, haciendo que dos horas parezcan dos minutos. Intenta llamar mi atención, vengarse de mí por esa indiferencia tan descarada. Y yo en realidad, sólo le olvido por si consigo que por un instante desaparezca.

miércoles, agosto 11

Miércoles por la mañana

En aquellos días...

Elegí ese título por diversos motivos:

1) No tenía ni la más remota idea de qué poner
2) Se me pasó por la cabeza un verso de un poema que leí hace tiempo.

Esos días son los que se recuerdan con menor exactitud, puedes modificarlos a tu antojo cambiando detalles que quizás no te gusten tanto y poniendo otros que te hagan recordar con una mejor sonrisa. Pintar el pasado podría llamarse. Llenarle de falsos colores, también. En definitiva, recordar sin querer verlo bien, enfundándote esa venda que sólo guardas para ocasiones especiales.

Y es que el pasado es sólo una sombra de lo que fue, con o sin venda, es difícil no cambiarlo incluso sin querer.