domingo, octubre 23

Danza

El viento no se lleva los dolores por muy fuerte que venga. Tampoco las noticias ni las malas caras, las cuales me esperan en esa habitación con las persianas bajadas. Me meto en el periódico de siempre, soy animal de costumbres, y observo todo lo que me ofrece. Mierda y más mierda. Ajustes por aquí, mentiras por allá, una cara sonriendo a una cámara lejana y unos ojos fríos. Me dan ganas de vomitar frente a esa acumulación de basura. Tengo que dejarlo por el bien de mi salud, pero sigo un rato más para intentar crear una inmunidad. Misión fallida. Prefiero mirar por la ventana.

Cuando sopla el viento me gusta mirar los árboles que hay frente a mi casa. Parece que bailen agitados y me dan tranquilidad. Es un movimiento casi constante que va de un lado a otro impredecible. ¿Cuántas veces me habré quedado absorta de este modo? ¿Cuántos años han pasado ya desde que lo hice por primera vez? Sólo me percato del paso del tiempo mirando las arrugas de mis manos.

jueves, octubre 13

Vendiendo abrazos

Era el tercer cliente de la noche. El calor hacía que el negocio fuera muy bien. Eso, y la vuelta al trabajo. Más estrés, más preocupaciones, más peleas en casa, más búsqueda de rincones donde poder entrar y salir sin tener que decir nada.

Estaba tan cansada ese día que ni siquiera la importó que él la besara de esa forma tan extraña. "Busca algo más que sexo" pensó. No solían besarla, aunque ella tampoco se dejaba. Besar conlleva cariño. Vendía su cuerpo, pero había algo que no quería vender y era su alma. La única forma de mantenerse a flote era tener algo intacto, y esa era la boca. No la usaba con sus clientes de ninguna forma. Pero esa noche...él había llegado con una ansiosa tristeza. Le pareció que había estado buscando algo durante mucho tiempo, y ahora había decidido encontrarlo en esas zonas oscuras que no salen en los mapas, sabiendo que en realidad no había hallado más de lo que él se quería imaginar.

La estudió como para que su cuerpo le fuera conocido. La preguntó su nombre. Ella le dio el verdadero. Y desde ese momento él no paró de repetirlo. Cuanto más lo repetía más parecía que se conocieran. El sexo fue lento, triste, extraño...tan intenso que parecía de verdad. "Abrázame, por favor" dijo él al terminar. Extrañada, se acercó al hombre y lo hizo. Pasaron los segundos tan lentos que ella no supo si era otoño o ya había llegado el invierno. "Gracias, gracias de verdad". Pero las palabras las había dicho ella.

No volvió a saber de él jamás. Tampoco lo buscó. Sólo esperaba que hubiese encontrado lo que buscaba en otro sitio, en uno donde no se vendieran los abrazos al mejor postor.

lunes, octubre 10

Otoño color marrón

Un día te levantas y todas las hojas han caído. Así, de repente. La calle está llena de ellas, como si estuviesen esperando el momento oportuno en el que el calor se fuera y pudiesen dar paso de verdad al otoño. Un otoño caluroso no lo es realmente. Y ellas lo sabían, por eso esperaron un poco más.

El ambiente estaba raro sin un manto al caminar. Lo pensé día tras día. Ya no esperaba a que sucediera, lo daba todo por perdido. Quizás cuando dejas de esperar, todo es menos angustioso y cuando pasa es más emotivo aún. Entonces llegaron el frío, las nubes y esa luz tan clara que anuncia un invierno que llegará pronto. Los árboles bostezaron y se estiraron, haciendo que todo su cansancio, que el de los árboles es de un color marrón oscuro, cayera al suelo.

Cuando salí a la calle ya no tenía que ir con cuidado de no caerme, por fin las hojas lo cubrían todo y tapaban las grietas. Por fin.