siempre he sabido que está ahí
pero nunca he querido tocarla.
El miedo, a veces, es aterrador
y consigue convertirte en un muñeco,
movimientos limitados,
mirada perdida
y cabeza fría.
El viento ha guiado mi mano
o quizás un impulso,
ahora sé lo que poseo.
Lo regalo a cualquiera que lo anhele,
si quieres ceguera te la ofrezco,
también regalo ignorancia,
pasos inciertos son tuyos.
Ya no los quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario