viernes, septiembre 14

Niños interiores

Me gusta alimentar a mi niño interior, que no se muera nunca de hambre. Si bien ya no ocupa todo el espacio, hay un gran hueco para él. Y es que no entiendo por qué se les deja morir. Se llega a una edad y se pierde toda la inocencia, la diversión o la inconsciencia de hacer algo sólo porque sí. En ese punto lo importante ya es el trabajo, alcanzar una madurez mental y dejar de hacer "cosas de niños". ¿Por qué?

En "El principito" lo explicaban muy bien. La gente mayor se preocupaba por las finanzas o la política en exclusiva, y veían un sombrero donde en realidad había claramente una boa que se había comido a un elefante. Crecer no significa perder la luz y la sonrisa ingenua. Podemos seguir conservándolo y hacernos mayores, ser viejos con un haz de luz en los ojos. Veo y oigo a gente a mi alrededor que se han vuelto grises. "Ya tenemos una edad" dicen; "no podemos seguir comportándonos como niños". ¿Quién decidió que crecer significaba volverse gris? Es evidente que alcanzamos cierta madurez mental, empezamos a cargar con responsabilidades y nos volvemos más independientes de nuestros lazos paternales; eso no nos da derecho a matar al niño que hemos sido toda la vida, podemos conservarlo, como parte de nosotros. Él será el que nos diga que ver dibujos aún es genial, el que salte con nosotros y se manche comiendo helados.

No perdamos eso...no seamos un hombre gris más de tantos.

3 comentarios:

John Keats dijo...

Pero siempre hay un momento en el que resurge, por muchos problemas que bullan la cabeza, por muchas responsabilidades. Todo el mundo tiene un momento así.

Y vos más que nadie.

Nuvolet dijo...

Tan malo es dejar de ser un niño como nunca dejar de serlo. Lo ideal sería llegar a un equilibrio, ¿no?

Aura Gris dijo...

Buscar el equilibrio es lo más complicado.