jueves, junio 21

La mañana

Subo la cuesta de siempre a estas horas en las que, ahora en verano, aún es de día. La luz es tenue, pues ya casi se está yendo, pero aún puede verse cualquier cosa si miras con atención. Mis latidos pueden oírse por toda la calle. Fuerzo el paso para crear una melodía acorde con la falsa noche. Sin darme cuenta el resto de la calle es una canción sin letra, pero nadie parecía sentirlo. Todo baila, todo suena como La mañana de Edvard Grieg. Algo tan bonito no puedo escucharlo yo sola, pensé; e intenté comunicárselo al resto de la gente que pasaba por allí, pero nadie quería hacerme caso, todos hablaban demasiado alto o prestaban demasiada atención al tiempo que, según ellos, corría tan deprisa. Así que, cansada, me dispuse a disfrutar yo sola la melodía, la cual, intentando captar oídos, había avanzado considerablemente. Pero retrocedió. Y fue como si estuviera amaneciendo de nuevo.

1 comentario:

John Keats dijo...

In crescendo.

Inmersión en la vida que hay alrededor. Hacerse uno con el entorno. Cambiar los ojos, eliminar el tiempo, ver la belleza, con la mente en blanco.