martes, octubre 19

Regreso

Cuando el caminar se tornó sereno, fue momento de volver. Apenas había disfrutado de la libertad, el tiempo pasó demasiado rápido en tu compañía, como tantas otras veces cuando nos encontramos con la madrugada.

Los días pasaron, uno tras otro, y ninguno era igual, aunque el objetivo siempre era el mismo: andar hasta alcanzar ese sitio que llaman Santiago, aunque suele cambiar según quién hable de él. A mí me gusta llamarlo Final, a pesar de que el fin del mundo se encuentre un poco más allá.

Me costó mucho llegar al Final, múltiples dolores tanto físicos como psicológicos me ponían obstáculos una y otra vez. Mi cuerpo siempre tenía algo nuevo que decirme y mi mente siempre me contaba lo mismo. Por suerte, también en mi mente y a veces fuera de ella, había una voz que me decía algo totalmente distinto. A veces susurraba, otras me gritaba de tal forma que todos podían oírla. Aunque sólo aquellos que realmente escuchaban...que lamentablemente eran pocos por allí. Pero los que allí estaban escuchaban no sólo con los oídos y no veían sólo con los ojos, iban más allá.

"Lo esencial es invisible a los ojos" que decía el Principito.

Legué al Final. Llegué y aún no lo asimilo del todo. Tanto tiempo esperando que necesito aún más tiempo para verlo de lejos.

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