jueves, diciembre 9

Diálogos II

- ¿Por qué?

- ¿Y por qué no?

- Porque realmente no lo piensas y tampoco lo sientes.

- ¿Qué sabes tú lo que yo siento y pienso?

- Te conozco mejor que tú, sé cómo piensas, puedo anticipar tus movimientos. Te observo y veo cada detalle de ti. Sé como eres y me entristece pensar que tú no, no eres capaz de mirarte con distancia. Si lo hicieras descubrirías que tienes más cosas de las que crees.

- Soy capaz de mirar más allá. Te veo a ti con infinidad de ojos.

- Pero no te miras con estos ojos. Interiormente no te conoces nada, sólo lo que ves en el espejo.

- El espejo me dice más cosas de las que crees. Me miro y me veo de verdad.

- No, eso no es cierto y lo sabes. Tus ojos aún tienen el velo de las sombras, no sé si aguantarían la intensa luz de la verdad. Yo me miro y no me veo, quizás esa sea la diferencia.

- Si no te ves...¿cómo puedes decir que tus ojos no te engañan?

- Puede que me engañen, de hecho estoy segura de ello, pero sé que si no me reconozco en el espejo no me estoy viendo yo misma, sino que es otra persona la que me observa, puedo juzgarme desde otra perspectiva completamente ajena a mí sin yo saberlo y puedo conocer cosas que ignoraría si fuera yo quien me mirara.

- ¿Y qué ves en mí?

- Mírate en el espejo y observa desde arriba.

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