domingo, septiembre 5

Un día

Recuerdo que hace un par de veranos una mujer, indigente, se apostó en un banco que hay en un parque justo en frente de mi casa. Se quedó allí durante unas semanas con su perro, su saco de dormir y sus pocas pero valiosas pertenencias, pues eran las únicas.

Entonces un día una mujer se la acercó para hablar con ella. Iba todas las tardes a pasar un rato con la señora que había hecho del banco su cama. Parecía que se entendían. Yo, por mi parte, simplemente observaba desde lejos. Cuando me levantaba siempre esperaba verla en el banco. Era algo tranquilizador lo que me inspiraba esa mujer, pero nunca me acerqué. Estaba ahí, muy tranquila, sin molestar a nadie, hablando, intentando vivir su vida (no sé si por elección o por las circunstancias, siempre me quedó la duda).

Esa mujer tenía algo, un halo por el cual destacaba. Y sólo una persona se "atrevió" a dar el paso y hablar con ella. ¿Prejuicios? Es lo más probable. Cuando ves a alguien de esas características normalmente la primera reacción es alejarse, pensando que no es buena persona. ¿Pero cuál es el criterio para decidir si alguien es bueno o malo?

Un día, desperté y aquella mujer se había marchado, dejando el banco, el parque y mis mañanas vacías.

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