jueves, octubre 28

Intentar comerse un kiwi con piel

Las 11. Me revuelvo un poco entre las sábanas y disfruto un poco más de su calor. 11.30. Con un esfuerzo sobrehumano consigo liberarme de la cama. Entonces pienso "¿por qué? si estaba allí realmente bien", otra voz contesta "abre la persiana, mira afuera y verás el por qué". Lo hago, la luz me golpea en los ojos, pero es sólo un instante, se acaban acostumbrando. Desde que he vuelto a casa siempre hay luz blanca por las mañanas. Inmediatamente entro en un estado de indiferencia total. Todo lo que pretendía hacer esa brillante mañana se va a la mierda por mi tremenda vagancia. Intento leer, me asombro de que me interese tanto lo que leo, por desgracia no estoy acostumbrada a que estudiar sea un placer. Y entonces de repente me veo intentando comerme un kiwi con piel. ¿Cómo he llegado allí? ¡Si el libro lo tenía entre mis manos! Ni me he dado cuenta de cuándo lo he soltado. Vuelvo a su lado y lo encuentro temblando por mi desaparición tan brusca. "Lo siento, no quería irme así" le digo con la mirada. Sé que me entenderá, pero tardará mucho en olvidarlo, quizás no lo haga nunca. Pero encuentro algo de inspiración en el aire y no llego a tocarle. Como siempre que me posee la inspiración, se me nubla la vista y me olvido momentáneamente del resto de seres. Así que necesito escribir donde sea: en un papel, en el suelo, en el ordenador o de forma inconsciente en una pizarra de aire. Y me pongo a ello.

"Las 11. Me revuelvo un poco entre las sábanas..."

2 comentarios:

John Keats dijo...

Un impulso.

Aura Gris dijo...

Demasiado atrayente.