miércoles, agosto 17

Hoodoo

Me dije que tenía que volver a hacerlo y así lo hice. El año anterior, no sé por qué, me olvidé por completo. Puede que fuera el sueño o que una mosca atrajera mi atención de once a doce; me distraigo con facilidad.

Me preparé para el momento. Apagué la luz, abrí la ventana y dejé que sonara su voz. Por desgracia un andamio impedía la vista hacia el frente y unas nubes la impedían hacia arriba. Ni una estrella y tampoco la luna. Una lástima. Sólo se veía a una pareja en el parque de enfrente, ajenos a que los observaba mientras se sonreían y miraban. Irradiaban luz aunque no hubiese ninguna; y aunque la tentación me llevaba a que les robara un poco, decidí cerrar la persiana y dejarles brillar por sí mismos.

Seguí escuchando en la oscuridad un "come to be, how did it come to be" y pensé que aún no eran las doces. Entonces algo maravilloso ocurrió: la canción terminó, y en el último segundo, justo a la vez, el reloj dio la media noche. Me emocioné por la sorprendente casualidad y una sonrisa idiota se dibujó en el aire creando colores que nunca había visto.

Un comienzo extraño.

1 comentario:

John Keats dijo...

:-)