jueves, septiembre 22

Cambio de escenario

Déjame que te cierre los ojos para que veas lo que yo veo. ¿Ves esa rama? Desde ahí me caí una vez. Después me caí de esa otra más alta. Seguí subiendo y me volví a caer una y otra vez. Y cuanto más caía, más arriba decidía trepar. ¿Por qué? No lo sé, quizás sea un tanto masoquista, quizás quería saber hasta qué punto sangraban las heridas abiertas. Noté que éstas, por mucho que las tapara para no verlas, afloraban cada mañana con un rojo resplandor, gritándome que las cerrara. ¿Las ves? Aún me quedan cicatrices, pero ya no hablan, sólo susurran.

También quería enseñarte ese banco de ahí, el que está mirando al mar. Aunque no le miraras ya sabrías cuál es. Ahora las hojas nos han hecho una manta, para que nos tapemos cuando salga la luna y nos de frío, pero sin llegar a los pies, por si tenemos que huir porque nos persiguen arrebatos. Me gusta ese banco, y aunque apenas pase por ahí, cuando lo hago la escena cambia. ¿Se puede cambiar un escenario sin más y explicárselo a otra persona? Por eso quería cerrarte los ojos, ahora la visión es tuya.

1 comentario:

John Keats dijo...

Siempre ves cosas diferentes. Cosas que nadie ve. Cosas en las que nadie se fija.

Y no sólo eso, sino que las cosas que ves que también ven los demás, las ves de diferente manera.