domingo, agosto 22

Cómo caer en una fracción de segundo

Instrucciones para que una nimiedad ensucie algo grande.

Lo primero es ser demasiado persistente. Llámalo así, llámalo cabezonería. Tanto que una pequeña parte de tu cuerpo, de la cual no sueles hacer mucho caso, acabe lastimada considerablemente. Como ese pequeño ser es irrelevante para ti, no le prestas demasiada atención a su desarrollo, con lo cual, se va deteriorando más y más por la falta de miradas.

Se iba muriendo porque nadie se acordaba de que existía.

Entonces, esa pequeña parte, cansada de tu indiferencia, decide reaccionar. ¿Cómo? Aquí viene el segundo punto: haciéndote gritar de dolor con un grito suyo. ¿Y cómo? Con obstáculos colocados estratégicamente. Algo que no ves, que no oyes, de pronto está ahí, lo ves y sobre todo lo sientes.

Y así, la parte que menos relevancia tenía, se convierte en algo principal porque grita y patalea, porque ahora dependes de ella.

No hay comentarios: