viernes, agosto 20

Meditaciones a través de una fugaz mirada a un cactus

Me siento y miro al infinito, pero se interpone entre nosotros ese cactus que mi madre apostó en mi habitación, justo frente a mis ojos, y nunca quise. Entonces me pongo a pensar en todas las cosas que no quiero y acabo desesperándome al ver que son demasiadas.

"No es que esté triste, es que me acuerdo" resuena en mi cabeza con una voz que no es la mía, ni la de Sabina. Será alguna de mis voces, imagino. Siempre están por ahí.

No quiero que esté siempre ahí, ni saber que está; no quiero que no desaparezca, quiero que cambie (se me coló un "quiero"). Pero entonces pienso...¿sería yo así si mis "no quiero" no existieran? Ya lo decía el Salvaje en "Un mundo feliz": quiero sufrir, dudar de todo, no saber si mañana una mirada me hará levitar o llorar, quiero vivir con melancolía extrema. Decía justo lo que yo pensaba, nunca estuve tan de acuerdo con un personaje...y me asustó leer su final.

El caso es que disfruto más con este vaivén que con una continuidad. No quisiera vivir sólo con "quieros" porque entonces se convertirían en nada, necesitan su antítesis para seguir existiendo como tal.

Hoy es viernes.

No hay comentarios: