Odio seguir caminos incorrectos. Odio que las ramas crezcan tan rápido que me pierda en mi razonamiento. Me gustaría poder verlo siempre desde lejos, fríamente y cogiendo distancia.
Así, sí.
Pero qué difícil no dejarse llevar por la locura. Decía Heine que la verdadera locura era la sabiduría misma. Realmente lo creo. Siempre me ha gustado más hablar con un loco que con un cuerdo. Los últimos son menos interesantes. Ven la vida como todas las demás sombras que pululan a mi alrededor. El que sufre de locura puede ver con los ojos cerrados. Pruébalo. Cierra los ojos y dime qué ves.
"Para verte como yo quería, era necesario empezar por cerrar los ojos".
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